El caos de la caja de herramientas de mi casa es comparable al caos del cajón de mis cuchillos. Buscar algo dentro es aventurarse a cortarse un dedo con el jamonero o atornillarse accidentalmente una tuerca. Si el Karma me tiene que tratar como trato el orden del cajón, lo pasaré fatal. Durante mucho tiempo.
Oye, que lo que buscas siempre está enterrado entre peligrosos (y oxidados) martillos y tenazas. O debajo de cuchillos trinchantes y un machete que heredé de mamá y que no sé que uso darle (ella cortó con él algún que otro cuello de pollo y sospecho que alguna huella dactilar). Si no encuentro el pelapatatas, soy capaz de pelarlas con el rascador de la vitro. Total, corta más y lo he encontrado antes… Siempre encuentras lo que no necesitas. Busca la válvula de la olla exprés y te darán las uvas sin encontrarla, no busques la válvula de las narices y allí estará, mirándote a los ojos y retándote a hacer un caldito: -Aprovecha ahora que me ves, que cuando me necesites no me vas a encontrar, idiota!- Creo que me dijo, la chulita!
Y qué hace un artilugio de sacarle bolitas a los melones en ese cajón? Jamás he sacado una bolita perfecta, saca semiesferas. Siempre. Claro, es de los chinos…
He utilizado como martillo unos alicates o unas tenazas, como se llame, no los distingo, por no bucear más y arriesgarme a tener que arrancarme un remache del pulgar (para qué sirven los remaches por cierto, alguien lo sabe?) y tener que vacunarme del tétanos. -Doctor, no me pregunte, usted pinche, pinche.
Que hasta el metro corta! Qué le hemos hecho la humanidad al inventor del metro ese enrollable que se enrolla cuando no debe?
Y para qué tantos destornilladores? Total… cuando necesito uno, justo ese no lo tengo. O está debajo de la máquina de hacer agujeros (la taladradora, que suena marranote), ese pedazo de mastodonte, que por no moverlo me voy a Leroy Merlin a comprar un juego de destornilladores nuevos y ya de paso me miro unos tiradores para el mueble del baño, que los míos están muy feos. Y pintura para el pasillo. Y un candado para ir a ponerlo al Ponte Vecchio con nuestras iniciales.
Jun7
Eso de que solo aparece lo que no buscas, es una verdad como un templo. El otro día buscaba una linterna, esa que estaba siempre en mitad de la mesa, en mitad de la estantería, en la cocina, en el baño, en todas partes menos en su sitio, porque nadie sabe cuál es su sitio. Y cuando por fin la necesité ya no estaba en mitad de ninguna parte. Alguien la habría puesto en su sitio. Y cuál será ese sitio?.
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Cuál? Cuál? Jajaja
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Los cajones son así y sino no son cajones…porque no sirve de nada colocar las cosas, cuando lo cierras una docena de veces los artilugios se han ido removiendo allí dentro y han tomado posiciones propias…a no ser que compres unos organizadores que de tanto organizar nunca recuerdas como lo organizaste y te pasas un rato largo buscando en que compartimento decidiste la última vez meter el cachivache…o fue la penúltima???
Pues eso…que si no encuentras el destornillador vete al peligroso cajón de los cuchillos y apañate con uno de ellos que más de una vez a mí me han sacado de un apuro…
Un beso con muchas alas para ti
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Me encantas! Y tienes razón, yo también he aflojado algún tornillo con un cuchillo.
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En ese mismo cajón, porque tiene que ser el mismo, también hay un descorazonador de manzanas, muy útil, yo estoy todo el día dale que dale sacando corazones. Compra ya ese candado antes de que prohíban colgarlos de los puentes.
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Descorazonador! Menuda palabra, eh?
Un besazo
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¡Y tanto!
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Los cajones tienen sus propias normas, lo que pasa es que nosotros nos empeñamos en imponer las nuestras.
Me ha encantado, MariCarmen. Tus cajones y los míos tienen las mismas normas 😉
Un abrazo
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La rebelión de los cajones!
Te imaginas?
Una besazo
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