De las amigas (esas pelandruscas maravillosas)

Los hombres jamás entenderán la relación entre amigas. Que podamos pasear cogidas de la mano, tocarnos el culo para comparar flaccideces, tetas confirmando que los implantes siguen ahí o darnos un pico cuando hemos bebido un poco más de la cuenta, sin que haya atracción sexual. Bailamos y cantamos como poseídas por satanás sin miedo al ridículo (ridículo?) Vamos juntas al váter a aguantarnos la puerta y el bolso:
-Ocupado!
Nos pasamos kleenex clandestinos:
-Toma, no hay papel, y ni acerques el culo a la taza que da asco.
Nos prestamos el pintalabios:
-Qué color tan chulo! Me los puedo pintar, o pareceré muy putón?
Quedamos con cualquier excusa para tomar un café, nos probamos ropa y zapatos, fantaseamos con nuestro futuro y hasta sabemos cuando nos tiene que venir la regla. Mentimos y encubrimos relaciones tormentosas a hermanas controladoras, todo sea por un polvo clandestino.
Hablamos de nuestro sexo compartido o solitario con la misma naturalidad que hablamos de los planes que tenemos para un Domingo soleado de Primavera, podemos dormir en la misma cama, hacernos cosquillas, la manicura francesa o un masaje relajante sin excitarnos.
Fingimos ser pareja para que un baboso nos deje de babosear y continuar en nuestro papel horas hasta que nos despedimos:
-Llámame!
Nos enviamos fotos sexis, fotos de caretos recién levantadas, fotos tomando un baño, autofotos en la playa y fotos con la ropa que nos estamos probando en el vestidor de una tienda para tener su aprobación:
-Seguro que no me hace culo de china? Mañana me lo pongo y lo ves en directo.
Tenemos nuestras palabras encriptadas, las canciones que hablan de nosotras, nuestro vino sagrado y nuestros secretos inconfesables. Los viajes son pura aventura si volamos, simulando ataques de pánico si el auxiliar es guapo, o montando picnics improvisados en un metro cuadrado hasta que nos obligan a recoger porque aterrizamos.
-Oye, dile al piloto que se dé otra vuelta que aún nos queda el postre. Perdón es broma, ya va.
Podemos haber tenido una cita de horas hablando de todo, y al llegar a casa llamarnos para contarnos «eso» tan importante que no nos hemos explicado por falta de tiempo, por no tener memoria, o porque en el fondo no era tan importante pero así nos damos las buenas noches.
Somos nuestros ángeles de la guarda, nuestra doctora, psicóloga, bastón, hombro y abrazo reconstructor.
Tenemos más diálogo comprensible en una mirada que un simposio sobre el análisis económico del 2014, que podemos hasta insultarnos sin hablar!
-No serás tan zorra como para comentarle eso, no?
-Mira, mira qué culo…
-Dejen paso a mi amiga la arrabalera! (Bueno, esto se lo dije en voz alta)
La próxima cita es mañana, hemos quedado donde siempre para ir a la farmacia de mi barrio, venden unas bolas chinas terapéuticas muy económicas y nos las vamos a comprar juntas. Promete ser una semana llena de sorpresas. Agradables, espero…