De mis verdaderas necesidades (vamos hombre!)

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HOWARD Big Bang Theory massage masturbate

Hace unos años se me ocurrió la brillante idea de gastarme 30 eurazos en teñirme las pestañas. Dinero tirado, todo hay que decirlo. Mientras estaba tumbada en la camilla polivalente de la esteticién y ésta aplicándome el producto con un pincel, supongo que le hice un comentario al respecto del gustito que me estaba produciendo y me dijo: «Nena, tú estás muy necesitada de cariño, no?»

De cariño no, señora mía! de cosquillas, masajes y sobeteos relajantes. Que me gustan las cosquillas hasta en la planta de los pies, que soy capaz de dejar de comer para que me hagan un masaje infinito aunque sea sin «Final feliz». Bueno, mi final más feliz después de semejante magreo es una siesta de campeonato mundial.
Cuando me quedaba a dormir en casa de mi amiga/hermana/sí tía/jo tía/confidente, nos alternábamos para hacernos cosquillas reloj en mano. Y no nos dábamos ni quince segundos de propina. Podíamos compartir cigarrillos con sus babas, ropa, secretos inconfesables, colonia y hasta la podía prestar a mi madre que la adoraba, pero las cosquillas las cronometrábamos como jueces implacables.
Momento peluquería cuando la peluquera me acaba de lavar el pelo y empieza a amasarme la cabeza: No sé si pedirle matrimonio o relajarme y dejar que se me caiga la babilla y roncar como un oso polar. Qué manos tienen esas mujeres! Deberían crear un premio Príncipe de Asturias a las manos más expertas en cuero cabelludo. Porque tú estás ahí, con el cuello en punto flexión imposible, después de helarte y quemarte la cabeza alternativamente hasta que habéis encontrado la temperatura ideal, que te ha caído agua dentro del oído y por la vertical perfecta de tu espalda hasta llegar al culo, y cuando crees que tus cervicales se van a quedar marcados como fósiles a la palangana de porcelana, va ella y empieza a mover sus dedos como mecidos por auténticas diosas hindúes.
Porque yo he intentado hacerlo pero no es lo mismo. No babeo!
Me siento imbécil también dándome golpecitos con los dedos en la cara después de la hidratante. Y si se me ocurre hacerme cosquillas en los pies, al día siguiente tengo agujetas (MariCarmen, estás en baja forma)
No volví a visitar a esa esteticista, por supuesto, a mis pestañas no se les notó el tinte, ni falta que les hace, y a mí no me hace falta cariño, guapa, me hace falta una (o más) sesión de cosquillas o masajes relajantes, qué te has creído!

Acerca de MariCarmen

Una superviviente en un mundo de hombres (qué ilusión, siempre quise decir esto) Madre, hija, hermana, esposa... de hombres. Cuando llega una nueva mujer a mi vida me siento un poco más liberada de la presión. Si hasta los gatos de papá son chicos! A ver qué sale de aquí. Todos los datos son estrictamente reales salvo algunos, siempre hablaré en primera persona salvo alguna vez y nunca mentiré, exageraré o fantasearé salvo en contadas ocasiones. Algún secreto puede salir maquillado como literatura y alguna experiencia que me apunte como personal puede no serlo. No lo desvelaré jamás, a no ser que me emborraches y me jures amor eterno. Los nombres de las terceras personas no son siempre reales. Las terceras personas no son siempre reales.

Un comentario »

  1. Lo mejor de ir a la barbería son esos 5 minutos de masaje que te dan, ¡quieres que te vuelva a crecer la barba a los 30 segundos!

    Estoy contigo: deberían dar una hora de comida y una hora de masaje por cada seis de trabajo; he dicho.

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